Los orígenes del espíritu de la Navidad, Yule

El fundamento de la Noche Buena y la Navidad sigue presente en nuestros días aunque nos hallemos desorientados por la doctrina del consumismo y bajo un marco de agotamiento religioso. Hartos de que dirijan nuestra vida las iglesias con sus abanderados, el imperio del consumismo y las modas de las culturas de los corre turnos de quien ocupa el poder, subyace el fundamento auténtico y cíclico - anual alrededor del cual se ha creado un pasaje de aproximadamente dos semanas en todos los rincones de la tierra, desde seguramente más atrás que el primer calendario de hace 8000 años descubierto en Escocia, en Aberdeenshire, 5000 años más anciano que el primer calendario egipcio.

Voy a apelar a vuestra memoria popular con algunos recuerdos, iremos traspasando la frontera del caos del materialismo navideño, hasta conectarnos con el fundamento, y luego estará en tus manos sacarlo a la luz y devolverlo a su lugar, porque es un patrimonio de la humanidad.

Yule log o Tronco de navidad
La familia unida al calor de la chimenea, canciones delicadas alrededor del árbol, encuentro de los amigos, humildad, esperanza, solidaridad, intercambio de regalos, su gastronomía tradicional, el muérdago….
Todo ha sido construido en torno al solsticio, momento espectacular en el que comienza el alargamiento de las horas de luz solar. Entre el 21 y 22 de diciembre tiene lugar el Solsticio de Invierno en el Hemisferio Norte. Es el día más corto y la noche más larga del año.
En torno a este común acontecimiento para todos los hombres, han ido surgiendo de sus mentes y de sus corazones diversas maneras de manifestarlo y de festejarlo, unas de carácter muy naturalista en la cultura Celta: Yule, hasta otras de carácter deificado con orígenes persas y babilónicos llegando a configurar las numerosas religiones crísticas todas basándose en lo mismo: el nacimiento de la luz en un niño dios,  hasta convertirse en la inspiración de la última: el cristianismo occidental en la Edad media con su niño dios Jesús a partir del año 350... (Esta historia irá en otro artículo).

Situémonos: Todas las hojas han caído, la naturaleza duerme, hace frío, es la noche de mayor oscuridad, es un momento de espera, de recogimiento, va a renacer la luz, la primera chispa de esperanza… y la vamos a reverenciar porque la necesitamos para que ilumine nuestros días, caliente nuestros corazones y los campos, y festejamos el nacimiento como si fuera el hijo de dios, la luz.

La Osa Mayor (o Gran Carro) es la legendaria “estrella” que guía en el hemisferio norte la llegada del solsticio de diciembre, tenida en cuenta por druidas (chamanes celtas), astrólogos, sabios y sacerdotes de la antigüedad para anunciar la llegada de la luz.

 LAS FIESTAS DE YULE (Yuletide o Yuletime).

Antes de que nos cristianizaran, en la ancestral, o celta Europa, vivíamos con reverencia y regocijo las fiestas del solsticio de invierno, desde una perspectiva naturalista. Se llamaba Yule o Yuletide (Yuletime).
Yule determina el punto de inflexión del sol, cuando en la rueda del año el sol se encuentra en su momento más bajo, listo para comenzar a crecer de nuevo. En la actualidad, el apellido anglosajón Yule significa: nacido en navidad.

Pongámonos en situación: No hay trabajo que realizar en el campo. La vida espera bajo la tierra el momento de renacer. Las gentes pasan los días resguardados en sus hogares sin apenas poder salir. Por eso estas dos semanas de fiesta, para celebrar el fin de la oscuridad y el nacimiento del sol, el retorno de la luz. Así como el sol renace con el solsticio de invierno, nuestro espíritu también.  Yule representa el renacimiento del Dios después de su muerte en Samhain.  En Samhain habíamos celebrado la muerte de la naturaleza, toda la vida fue devuelta a sus entrañas, donde todo se está creando para ser dado a luz en Yule.

Es una fiesta solar. Caracterizada en todo el mundo, no solo en Europa, por las velas y fuegos para dar la bienvenida al pequeño sol que va a nacer en medio de esta oscuridad invernal, para avivarle, y adorarle.
Constituía sobre todo una fiesta de la familia y estuvo siempre dedicada a la fertilidad, al recuerdo de los ancestros, a los amigos presentes y ausentes, a la hospitalidad. La mesa donde se celebraba la fiesta se preparaba con magnificencia. Las bebidas tradicionales eran la sidra y el vino especiado con clavo, manzana, jengibre. Se cenaba jabalí pues representaba autoridad espiritual, fuerza y coraje. Se intercambiaban regalos. Se cantaban canciones suaves y profundas alrededor del árbol. Se elaboraban coronas para la protección de los hogares.

EL TRONCO DE YULE (o Tronco de navidad)


En honor del nuevo sol se buscaba un tronco de árbol grande para que se consumiera al fuego lentamente y diera calor y luz durante estas dos semanas. Todas las noches buenas se guarda un pedazo del tronco para proteger el hogar hasta el año siguiente. Sobre el tronco de Yule de este año que se va a prender, se añadía un pedazo del tronco de Yule reservado del año anterior, Acebo, Muérdago, Hiedra, Laurel, Cedro y también se bendecía con un chorro de sidra. De esta tradición proceden los pasteles navideños en forma de tronco y los brindis con sidra por la prosperidad del nuevo ciclo.


En el solsticio los druidas recogían el muérdago que cubre al roble siguiendo un rito sagrado: el maestro druida la iba cortando y la iba depositando sobre la bandeja que los demás druidas sostenían debajo, lo hacía con hoz de oro y de un solo tajo. La tradición milenaria terminó siendo públicamente prohibida en la edad media por no estar implicada en el cristianismo occidental emergente. (Tras la matanza de los druidas en el medievo, se paralizaron las tradiciones populares debido a las represalias del catolicismo medieval). Pero este ritual sigue vivo en el festival Alban-Arthan en Inglaterra y Francia.
EL ARBOL EN NAVIDAD
Los árboles fueron objeto de respeto en la Europa prerromana. El árbol era visto por los celtas como la esencia de la vida, una conexión entre la tierra y el cielo. Nuestros ancestros hacían rituales sagrados asociados al ciclo agrario. Los bosques eran como un templo de la naturaleza. El muérdago es un símbolo representativo de estas fiestas, se encuentran sus semillas germinadas en sus bayas.

 


Los druidas "vestían" el árbol que se encontraba sin hojas y hacían rituales y oraciones entorno a él para pedir abundancia agrícola.

En estas fiestas se introducía un árbol en los hogares y eran decorados con lazos para fortalecer la unión familiar, piedras pintadas a modo de amuleto y linternas de adoración al naciente sol.


La Festividad de Yalda  es la cena del solsticio de invierno iraní, continúa celebrándose en nuestros días y es de orígenes persas, significa: nacimiento. Es una cena familiar (en rojo) en la que se come: sandía y granadas,  alrededor del brasero. Se entonan suaves canciones para comulgar con el ambiente, el espíritu de espera y de júbilo.
Son términos arcaicos indoeuropeos usados para referirse a la tradición antigua que observa el nacimiento de la luz, los cambios naturales causados por la rotación del sol alrededor de la tierra y sus efectos en la cosecha durante el solsticio de invierno.
 Os he recordado nuestra tradición “navideña” hasta su abolición pública en el medievo. Eran fiestas místicas y agrícolas, nada que ver con religión, pero con un sentido común mundial de demostrar nuestro amor a los semejantes y de celebrarlo con nuestros familiares al calor del hogar.
Las tradiciones nórdicas y germánicas se extendieron por Europa y casi toda España, permaneciendo así hasta la imposición del cristianismo...Pero mientras, en Oriente, en tierras no tan vírgenes, ya no se celebraban en hermandad sino bajo perspectivas de poder político y religioso, fraguadas sobre el mito crístico.
En tiempos del descubrimiento de América, las tradiciones celtas fueron llevadas con sus gentes, pero con una diferencia entre norte y sur, ya que en el norte de Europa hasta nuestros días perviven las tradiciones en respeto con las siguientes religiones que fueron introduciéndose. En la Europa mediterranea las tradiciones fueron duramente castigadas y el imperio católico se impuso a fuerza de inquisición también en sudamérica. Por eso en EEUU cuentan con Santa Claus, el árbol de navidad, los christmas carols, mientras que en latinoamérica además incluyen el "belén" o recreación del mito del nacimiento de Jesús, el mesías. Este elemento lo ideó San Francisco de Asís en 1223 con animales vivos, ante los que hizo la misa del gallo.


                                           Localiza Yule (Navidad) en la rueda solar anual:


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