Un estudiante druida recuerda la celebración de Litha. Año 49 d.C.


La fiesta ha comenzado a la salida del Sol del solsticio con una tamborada en  la colina para encorajar al viejo Sol y brillar en el día más largo del año. Después cada uno ha ido a su faena.

Brigo es mi padre, el jefe Druida de los cileni, pueblo celta de la costa de Pontevedra, nos ha comunicado a sus dos discípulos y a mí, discípulo también, que al amanecer tras el solsticio, iremos al bosque de robles pues los árboles estarán llenos de energía solar a buscar nuestra primera varita pues este verano comenzaremos a ejercer el oficio de sacerdotes para ayudar a mi padre en los cuidados del pueblo. Estoy muy emocionado por ello. Me llamo Lug como mi abuelo.

Mi padre ha sacado un momento para darnos una de sus clases magistrales a la orilla del mar en medio de los preparativos para la celebración de esta noche, la más corta del año. En su gran bastón de mando tiene todas las enseñanzas talladas.  Nos ha recordado como siempre el poder del Sol y la generosidad que distribuye por toda la Gall (madre tierra) y el fundamento de la gran Hoguera del solsticio de verano, en la que todo el pueblo por orden suya está trabando desde hace días para su construcción.
Ha encargado como todos los años a Ith recoger con la hoz de oro al atardecer las hierbas medicinales y sagradas del solsticio, separar las que entregará a quien más lo necesita de la aldea para que las cuelguen en su hogar como protección, otras para preparar las pócimas  con el rocío tan especial que nos regala la Naturaleza el día más largo del año, y separar algunas para echar como tributo a la Hoguera.
Los dos  secundaremos el ritual de Litha por primera vez, y después de que mi padre dicte prender la Hoguera cuando haya desaparecido el último rayo de sol del día más largo, la prenderemos y nos encargaremos de ella hasta el amanecer. Así nos dice, que daremos fuerza al Sol y le rendiremos homenaje por su gratitud con la cosecha y porque después de los días del solsticio comenzará a menguar su presencia en el firmamento.

Cuando hayan disminuido las llamas tengo ideado coger de la mano a Beryan y saltar juntos la Hoguera para sellar con fuego nuestro amor, como lo hacen tantas parejas. Quizá nos unamos en el próximo Beltaine, me gustaría compartir con ella el gozo de ayudar y guiar a nuestro pueblo. Ella promete ser una magnífica partera… Y dentro de nuestro sacerdocio druida dar la vida a algún niño. Desde niña ha portado una antorcha en la procesión de las druidesas del solsticio de verano. Se ha convertido en una hermosa joven rubia de ojos negros. En la montaña arderá otra gran Hoguera. Mi padre nos ha enseñado que la Hoguera de la montaña está más cerca del firmamento. A Beryan le emociona ver rodar las lithas en llamas que lanzan esta noche desde la montaña al mar.

Brigo nos ha recordado que la Naturaleza está viva, que todo árbol, astro, agua,…está custodiado por seres sabios que mantienen un orden y un ciclo en la rueda del año. Hoy el Sol está en su máximo apogeo, ha fecundado los campos y tras el solsticio irá declinando su magnificencia hasta el invierno. Nos dijo que todos los corazones estamos unidos y somos hermanos, hijos del Sol y de Galla. Que hoy los Druidas les servimos de guía en sus vidas, pero que llegará un día en el que cada uno se convertirá en su propia guía.

Saltaremos la Hoguera para purificarnos y cada aldeano echará una rama para que el fuego consuma sus males del año y bendiga sus deseos.

Las Druidesas a cargo de mi madre Brenda harán una procesión de fuego entre los cultivos donde sonarán las caracolas y bendecirán la cosecha para que se llenen este verano los cavazos (hórreos).

El Druida bendecirá las sardinas que se van a asar para todos en la fiesta, para que se multipliquen y no falte comida a nadie en todo el año. Comemos mariscos todos los días pero en el mar aparecen las sardinas en estos días.

Una vez terminados todos los rituales, el druida y el jefe de la tribu, el corpulento Artan, abrirán el festejo popular que va a durar toda la noche. Bailes, saltos, cerveza, sardinas asadas, plenitud. ¡A danzar al son de las llamas!

Y antes del amanecer todos recibiremos las olas sobre nuestros cuerpos desnudos, olas llenas de magia orgánica. Casi todas las mujeres con el deseo de que sus aguas sean muy fértiles. Así que después de habernos purificado con el fuego nos purificaremos con las aguas  y  su fuerza vital.

Finalmente nos ha dicho que recogeremos las ascuas de la Hoguera para encender el Fuego Nuevo del verano al primer rayo de Sol de mañana.

Ya nos recogemos a meditar hasta el Oficio. Los niños juegan en la playa, los aldeanos disponen la comida, las familias van escogiendo su sitio para sentarse juntos a esperar la caída del Sol...

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