Brigo es mi padre, el jefe Druida de los cileni, pueblo
celta de la costa de Pontevedra, nos ha comunicado a sus dos discípulos y a mí,
discípulo también, que al amanecer tras el solsticio, iremos al bosque de
robles pues los árboles estarán llenos de energía solar a buscar nuestra primera
varita pues este verano comenzaremos a ejercer el oficio de sacerdotes para
ayudar a mi padre en los cuidados del pueblo. Estoy muy emocionado por ello. Me
llamo Lug como mi abuelo.
Mi padre ha sacado un momento para darnos una de sus
clases magistrales a la orilla del mar en medio de los preparativos para la
celebración de esta noche, la más corta del año. En su gran bastón de mando tiene todas las enseñanzas talladas. Nos ha recordado como siempre
el poder del Sol y la generosidad que distribuye por toda la Gall (madre
tierra) y el fundamento de la gran Hoguera del solsticio de verano, en la que
todo el pueblo por orden suya está trabando desde hace días para su
construcción.
Ha encargado como todos los años a Ith recoger con la hoz de oro al atardecer las hierbas medicinales y sagradas del solsticio, separar las que entregará a quien más lo necesita de la aldea para que las cuelguen en su hogar como protección, otras para preparar las pócimas con el rocío tan especial que nos regala la Naturaleza el día más largo del año, y separar algunas para echar como tributo a la Hoguera.
Los dos secundaremos el ritual de Litha por primera vez, y después de que mi padre dicte prender la Hoguera cuando haya desaparecido el último rayo de sol del día más largo, la prenderemos y nos encargaremos de ella hasta el amanecer. Así nos dice, que daremos fuerza al Sol y le rendiremos homenaje por su gratitud con la cosecha y porque después de los días del solsticio comenzará a menguar su presencia en el firmamento.
Ha encargado como todos los años a Ith recoger con la hoz de oro al atardecer las hierbas medicinales y sagradas del solsticio, separar las que entregará a quien más lo necesita de la aldea para que las cuelguen en su hogar como protección, otras para preparar las pócimas con el rocío tan especial que nos regala la Naturaleza el día más largo del año, y separar algunas para echar como tributo a la Hoguera.
Los dos secundaremos el ritual de Litha por primera vez, y después de que mi padre dicte prender la Hoguera cuando haya desaparecido el último rayo de sol del día más largo, la prenderemos y nos encargaremos de ella hasta el amanecer. Así nos dice, que daremos fuerza al Sol y le rendiremos homenaje por su gratitud con la cosecha y porque después de los días del solsticio comenzará a menguar su presencia en el firmamento.
Cuando hayan disminuido las llamas tengo ideado coger
de la mano a Beryan y saltar juntos la Hoguera para sellar con fuego nuestro amor,
como lo hacen tantas parejas. Quizá nos unamos en el próximo Beltaine, me
gustaría compartir con ella el gozo de ayudar y guiar a nuestro pueblo. Ella
promete ser una magnífica partera… Y dentro de nuestro sacerdocio druida dar la
vida a algún niño. Desde niña ha portado una antorcha en la procesión de las
druidesas del solsticio de verano. Se ha convertido en una hermosa joven rubia
de ojos negros. En la montaña arderá otra gran Hoguera. Mi padre nos ha enseñado que la Hoguera de la montaña está más cerca del firmamento. A Beryan le emociona
ver rodar las lithas en llamas que lanzan esta noche desde la montaña al mar.
Brigo nos ha recordado que la Naturaleza está viva,
que todo árbol, astro, agua,…está custodiado por seres sabios que mantienen un
orden y un ciclo en la rueda del año. Hoy el Sol está en su máximo apogeo, ha fecundado los campos y tras el solsticio irá declinando su
magnificencia hasta el invierno. Nos dijo que todos los corazones estamos
unidos y somos hermanos, hijos del Sol y de Galla. Que hoy los Druidas les
servimos de guía en sus vidas, pero que llegará un día en el que cada uno se
convertirá en su propia guía.
Saltaremos la Hoguera para purificarnos y cada aldeano
echará una rama para que el fuego consuma sus males del año y bendiga sus
deseos.
Las Druidesas a cargo de mi madre Brenda harán una
procesión de fuego entre los cultivos donde sonarán las caracolas y bendecirán
la cosecha para que se llenen este verano los cavazos (hórreos).
El Druida bendecirá las sardinas que se van a asar
para todos en la fiesta, para que se multipliquen y no falte comida a nadie en
todo el año. Comemos mariscos todos los días pero en el mar aparecen las
sardinas en estos días.
Una vez terminados todos los rituales, el druida y el
jefe de la tribu, el corpulento Artan, abrirán el festejo popular que va a
durar toda la noche. Bailes, saltos, cerveza, sardinas asadas, plenitud. ¡A
danzar al son de las llamas!
Y antes del amanecer todos recibiremos las olas sobre
nuestros cuerpos desnudos, olas llenas de magia orgánica. Casi todas las
mujeres con el deseo de que sus aguas sean muy fértiles. Así que después de habernos
purificado con el fuego nos purificaremos con las aguas y su fuerza vital.
Finalmente nos ha dicho que recogeremos las ascuas de
la Hoguera para encender el Fuego Nuevo del verano al primer rayo de Sol de
mañana.
Ya nos recogemos a meditar hasta el Oficio. Los niños
juegan en la playa, los aldeanos disponen la comida, las familias van
escogiendo su sitio para sentarse juntos a esperar la caída del Sol...
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