El Equinoccio de Otoño


El equinoccio de otoño da lugar a dicha estación del año, es el tiempo en el que el día y la noche tienen la misma duración. El paisaje se vuelve dorado, marrón, se caen las hojas de los árboles, comienzan las lluvias y el frío. La añoranza de los días esplendorosos del verano nos produce un poco de melancolía. 

Es un tiempo comparable a la madurez de nuestra vida, el momento de hacer el balance de nuestras vivencias pasadas y de nuestras creencias, personales, sociales y espirituales. Es interesante escribir en un papel lo positivo y lo negativo, en una lista anotar lo que nos hace crecer, lo que nos hace estar bien y en otra lista lo que nos hace sentir mal. 

El otoño es un tiempo de búsqueda  del equilibrio dentro de uno  mismo, nos invita a la reflexión. Una buena ayuda para lograrlo es la meditación. Es el momento de revisar nuestro rumbo, y de analizar nuestros proyectos. Para construir una más sana relación con uno mismo y con el exterior.


Al igual que se desprenden las hojas de los árboles, debemos desprendernos de nuestras capas de superficialidad, aprender de la experiencia, avanzar hacia la pureza del alma. Así día a día desde la tranquilidad y nuestra fuerza interior reafirmada nos iremos introduciendo en la oscuridad invernal y así como en nuestro universo personal.

En el calendario agrícola del año el equinoccio de otoño es la última de las de las dos fiestas de la cosecha, y una de las cuatro fiestas menores en la rueda del año. En los años 70 los wiccanos le dieron el nombre de Mabon.  

El calendario celta inicia en el equinoccio de otoño los 6 meses de oscuridad hasta el equinoccio de primavera, cuando se inician los 6 meses de luminosidad solar.

El descenso paulatino de las horas de sol, y el frío, conducen al sosiego de la actividad agrícola, y la energía se va a ir recogiendo hacia el interior de la tierra. En términos orientales lo expresaríamos como que la energía yang (calor) del verano va transformándose en el yin (frío) y en el otoño se encuentran balanceadas. Como veis la Naturaleza nos invita a la evaluación, retener, soltar, desorden, orden, rencor, liberación, conductas destructivas, probar otras nuevas,....

El campo ofrece los últimos frutos de la cosecha, antiguamente se bendecía para que nos durara el sustento todo el invierno. Recogemos las famosas calabazas, originarias de América.  El campo nos permite sembrar aquellos alimentos que nos van a aportar los nutrientes que vamos a necesitar para mantener la salud a lo largo del invierno, coles, ajo, cebolla, apio, hojas verdes, hongos.



En occidente no somos muy duchos en el arte de la meditación, pero si en dar largos paseos para contemplar la caída de la hoja y reflexionar sobre nuestra vida. Una manera de reflexionar es contemplando la belleza del paisaje y recibiendo su enseñanza.









Localiza Mabon en la rueda del año

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